Para el 11 de abril habríamos alcanzado la cuna que hay en neonatos. Pasó de la incubadora a cuna, pero ya en la zona intermedia, era cuestión de ver la proliferación de Lorena y observar si iba o no iba cogiendo peso.
De mientras, mi obsesión por darle mi leche se había calmado. Tenía mucha leche y la posibilidad de sacarla rápidamente con el sacaleches eléctrico del hospital. A su vez, ya estaba lugubrando que iba a necesitar uno para después en casa. Ahí me acordé de un anuncio que había visto en la tienda de Prenatal, donde los servicios Medela ponían un teléfono de atención a los clientes, para prestar sus servicios con sacaleches de todos los tipos. Aquello sería mi solución para más adelante.
No sería hasta el 20 de abril cuando a Lorena le faltaban unos pocos gramos, más o menos 500 gr, para salir. Habíamos pasado de cunas intermedias a las cunas finales; allí las madres con niños "normales" afianzaban el sistema de lactancia escogido. Ya sólo estábamos los que teníamos niños que cogía muy poquito peso.
Recuerdo como mi marido a las horas de la alimentación, tras las visitas, dos al día, pidió a los responsables poder quedarse para sostener la jeringuilla que iba a parar a la sonda nasogástrica de unión con Lorena. Para él, ese era el mejor símil de cómo darle el biberón a Lorena. Puede que hubiera gente del personal del hospital que no lo entendiera, pero el caso es que desde allí nosotros ya habíamos empezado a buscar procesos de normalización con nuestra hija y su condición.
Continuará. ..
miércoles, 18 de abril de 2018
I wish a perfect love story (11)
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