miércoles, 20 de febrero de 2019

EN MIS SUEÑOS; TU ERES REALIDAD.

Déjame vivir en el país de los sueños; allí donde puedo ser dueña perfecta de mis actos. Donde puedo evadirme del sufrimiento,  de no poseer aquello que más deseo. Porque en mis sueños; tú eres realidad.
Sin tener miedo, pero temblando por querer conocerte mejor.
Sin tener pudor, pero desnudando mi alma y bailando a nuestro son.
Quisiera empezar dándote un beso en ese lunar de tu mejilla derecha, para contrastar la temperatura, con el segundo beso en ese lunar que verticalmente al primero, se encuentra en tu cuello. Zona erógena que quiero despertar.
Quisiera robarte los besos que guardas en tu boca, dónde los labios finos que posees abren la puerta a los paraísos más escondidos. Ese labio inferior es más grueso que el superior, más carnoso. Sólo quisiera probar su textura y sabor, de un pequeño mordisco. Así pasaría a comerte con mi boca tu boca.
Hambrienta de besos que con la máxima dulzura hiciera en el tiempo uno de los momentos más sensuales, para hacerlo perdurar en mi memoria.
Sabores que abren las ganas de seguir besando y explorando.
Quisiera mirarte a los ojos, entre beso y beso, para ver si la dilatación en tus pupilas me cuentan que disfrutas.
Envolver con mis manos tu cuello, para empezar a deslizarme hacia abajo, dónde habiéndote desprovisto de tu camisa, puedo perderme entre ese tórax ancho; se nota que lo has trabajado, está musculado. Los deltoides fuertes igual que tú antebrazo, que siento envuelve mi cintura. Antebrazo fuerte, pero no venado.
Al final, tus manos, tus herramientas de trabajo; allí donde tus dedos están deformados en su máxima extremidad. Seguramente por la forma ergonómica con la cual coges el material para trabajar. Son estos últimos, los que me cautivan, los que hacen estremecer  todas las células de mi piel. Allí por donde pasan despiertan a todo mi ser.
Y es que, sin tenerte te siento y no quiero despertar, quiero seguir soñando.
Se entrelazan nuestras manos y sigo besándote.
Mis muslos entre tus muslos; dónde habiéndonos despojado de nuestros  ropajes, lo único que queda es sentir.
Uy, tus pies están fríos! déjame que te suba aún más la temperatura para hacer que llegue hasta estas distales extremidades!.
Empiezo a estar a la altura de tu cintura, dónde se estrecha el puente de tu cuerpo; haciendo que esos glúteos firmes que aún posees, denoten "un culito" apretado al cual me apetece asirme para seguir bajando hasta la zona más erógena que en tu cuerpo habita.
Te miro y me miras, pidiéndote permiso para hacer que mi lengua con todas sus papilas gustativas hagan que te puedas olvidar del mundo, aunque sólo sean por unos minutos. Hagan que te extrapoles a la galaxia de tus sueños, donde los volcanes ebullen por dentro el magma más caliente.
Tus pies se van calentando, pero no son sólo ellos los que están calientes.
Mis mejillas ruborizadas indican que mi excitación también está en ascenso.
El deseo hecho carne.
Me elevo y entonces, busco la penetración. Sólo hay límite cuando tu cintura pega con la mía;  en un vaivén, en un baile consagrado a ser rítmico.
Dónde me impregna tu sudor, para que ese olor me lleve hasta la extenuación de sentir que mi volcán quiere erupcionar y mi sudor haga que todos los fluidos escondidos salgan a la luz.
Nos hemos perdido por el universo; en un viaje que enlazando nuestras almas han hecho que seamos libres y se nos hayan olvidado todos los problemas terrenales.
Es allí, donde el clímax es máximo y el magma fluye.
Pero es entre mis muslos, donde el río de magma sigue corriendo y a veces no se queda en el sueño, pasa a la realidad.
Déjame seguir soñando, porque he encontrado el puente que enlaza el inconsciente con lo consciente.
Déjame comerte a besos de vez en cuando, allí donde sí te puedo tener,  dónde la vida me permite sentirte al máximo. Allí donde puedo soñar que hago una vida contigo y junto a ti. Donde el sufrimiento no alcanza a pasar las fronteras de mi mente, porque no se lo permito.
Donde he decidido que quiero ser feliz,  que me merezco ser feliz y hacer feliz.
Déjame hacerte el amor de vez en cuando.
Déjame soñar con los ojos cerrados, con los ojos abiertos.
Déjame soñar con él,  Morfeo!.
Porque en mis sueños; tú eres realidad.
Marisol Andrade.

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