Las manitas nos permiten una textura gelatinosa y la remolacha un sabor dulce que con un poquito de orégano nos trasporta al campo.
Veamos a la comensal:
No le ha entusiasmado, pero no le ha hecho ascos.
Es lo que sucede cuando uno está hastío de comer puré todo el rato, que agradece el contraste.
Menos mal que no sabe que es Peppa pig, sino la que me montaría!!
Marisol Andrade.
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