jueves, 19 de enero de 2017

TRABAJAR LA PLASTICIDAD NEURONAL

Yo cuando escucho algo tan bueno, intento responder al autor y así trabajo como un juego la plasticidad neuronal. ¡Te atreves!.

Si fuera una musa tú serías mi Apolo.
El rey de lo sumó, supremo discóbolo. Que las velas que encienden tu purgatorio,  sean las velas que velan por hacer el amor en tu dormitorio.
Botones has sido, pero no de los que visten mi vestido.
Quizás por ello no me has desvestido y todo quedó en un olvido.
El amor duele más a galope, pues agalopadamente fue tu retiro;
decidiendo que la musa quedará en un exilio.
Abatida toda ella, no quieras mostrarle tu esquela; pues muere la pobre pensando en morir a tu vera.
Coincidencia divina pareciera, las dos soñando lo mismo por una misma vereda.
Y aunque tú no lo quieras, no soy la reina del put* ajedrez, soy tan sólo la musa que escribe en papel.
La que quiere saber porque tus letras me saben a miel siendo diabética y sin tener un ¿por qué?
No encuentro el momento en el que poderte ver y rompo el tablero del juego del ajedrez, pues te he perdido la pista dentro de él.
Vuelvo a mirar con ojo de pez, pues no te quiero en un nicho volverte a ver.
Subiendo por mi cuello el éxtasis has de tener. Espina dorsal que se conforma con poderte tocar otra vez, para que anides en mis pechos si es que ave rapaz te crees.
Que en mis labios suenan tus canciones a pedazos, porque me las como para ser una en tu antebrazo, donde el abrazo que espero esté entre tus pantalones; allí donde Cupido escupe sus emociones.
Yo quiero ser la sirena que en tu mar alberga,  donde tú seas mi peluquero y yo tu reina. Que suelten las cadenas de perro que te atormentan; para que navegues a 1000 leguas.
Mi entrecejo se frunce al no verte, pues te espero sin duda entre mis dos continentes.
La Pangea fue un solo terrateniente, grande sería el volver a poseerte.
Yo siendo bruja en el tiempo,  para que; un martillo, un cuchillo, una daga, un  gatillo,... al fin del inventario sea lo último que utilices tras el calendario.
No más besos suicidas, que si no ya no me inspiras y las mariposas que sientes entre tu vientre sea para que despierte como Bella Durmiente.
No más insecticida, que cierran tus ojos creyendo en mentiras, cuyo cerrojo se lo echas al galimatías que matara nuestra Alicia; convirtiéndose en suicida, medida paliativa que acabo con la ira.
Que en mis labios suenan tus canciones, porque me las como para ser una en tu antebrazo, donde el abrazo que espero esté entre tus pantalones, allí donde Cupido escupe sus emociones.
Yo quiero ser la sirena que en tu mar alberga, donde tú seas mi peluquero y yo tu reina. Que suelten las cadenas de perro que te atormentan; para que navegues a 1000 leguas.
Marisol Andrade.
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