miércoles, 15 de junio de 2016

EN CLAVE DE HUMOR 14

Una semana con cambios de presiones, lo que trae es: mocos.
Es el tema que hoy en clave de humor voy a tratar. No sé, si conocen el término mucofagos.
Se refiere, a aquellos que se comen los mocos. A pesar del; yo no!, yo no!, como ven, es un tema que suele estar "en boca" de muchos. Mucofagos es término científico, que es lo que conocemos como "comemocos", vulgarmente dicho y literalmente especificado.
Ya saben,  que según Punset; nuestro cerebro está perfeccionado para sobrevivir. La morfología que la evolución ha ido determinando en nuestro cuerpo, nos ayuda a adaptarnos a los diferentes procesos, por ejemplo; al principio, éramos herbívoros hasta que el hombre empezó a cazar, lo cual determinó la aparición de las muelas del juicio, que son las últimas en aparecer en la formación de nuestra mandíbula, puesto que necesitábamos procesos de masticación.
Hoy con los McDonald's las muelas del juicio están desapareciendo, pero no sólo por comer demasiadas hamburguesas y carne sin masticar;  sino, porque hoy día, los niños se comen todo pasado, para no saber qué es lo que se llevan a la boca. Se lo damos todo bien desleído o si lo entienden mejor, "ya masticado".
Ese proceso, es lo que genera la involución de las piezas dentarias de atrás. Lo fácil es echar la culpa a la compañía de las hamburguesas del gran mercado, pero quienes realmente han perdido el juicio; son aquellos padres que no enseñan a sus hijos procesos de masticación. Las verduras no sólo van en purés, tienen formas, texturas y colores propios, al igual que sales minerales y vitaminas.
Volviendo al tema de los mocos. Sí la evolución hubiera querido  que el ser humano sobreviviera no desperdiciando  esas sustancias que segrega en su nariz. El tabique nasal hubiera estado invertido; de tal manera, que las fosas nasales estarían en el lado superior, más o menos a nivel del entrecejo y el tabique iría a la zona media de la boca. Con lo cual, no desperdiciaríamos ese manjar; viscoso, espeso y si me apuran hasta cremoso en ciertas ocasiones.
Pero no es así, ¿verdad?. Nuestras narices van a favor de gravedad, con lo cual, la nariz es puerta de salida.
Eso sí!, hay que respetar siempre en nuestros niños, la  etapa infantil, en la que  tienen derecho a ser grandes exploradores, con sus deditos, e; investigar, jugar, experimentar por todos los agujeros de su cuerpo y no por ello debemos reprimirles, sino enseñarles e invitarles a que ciertas cosas se hagan en la intimidad.
Friedreich Bischinger es un pneumólogo, al cual se le ocurrió decir, que los mocos actúan como vacuna. Yo simplemente le diría que; a los trayectos interlocales, les pasaría el que actuarán a modo vacuna, pero, que en trayectos nacionales e internacional, manda narices!!, la cosa de  unirlos a una vacuna.
Los colores de las secreciones ya determinan si hay infección o no hay infección. ¿No vamos por la vida, verdad, comiéndonos el cerumen?, otra de las secreciones que se dan en los oídos. El cerumen es un lubricante natural del canal auditivo, que proporciona protección contra; las bacterias y los hongos. No es ungüento para las partes privadas e íntimas. Puede ser más seco o más húmedo; dependiendo del hábitat, dónde vivimos. Esto que se supone que es bueno y que protege una parte de nuestro cuerpo: no nos lo comemos, ¿verdad?. Aunque visto, cómo está el panorama, quizás debiéramos de decir, que podría ser vacuna, total por echarlo al aire.
Hay veces que la nariz sirve para detectar lo que está en el ambiente y hacer de filtro y que lo que nos oxigena, sea lo más limpio posible. El oxigenarnos es un proceso que nos vitaliza, pero a veces oxigenarnos demasiado, contribuye a procesos de oxidación, que sumados a una mala nutrición, (creando radicales libres en nuestro metabolismo), lo qué produce es un estado de envejecimiento, cansancio, fatiga.
Si miráramos porque estamos cansados, descubriríamos que trabajamos por sal-arios de mierda. La sal fue la primera moneda de trueque, para poder conservar los alimentos. Gandhi quiso hacer la revolución  de la sal a los grandes empresarios de la industria alimentaria, y no enseñó  a que debiéramos de utilizar la sal de las narices, vacunando los alimentos con ella. Sino la de los mares y océanos.
Está claro!! que todos buscamos la sal de la vida, pero esa sal yo no creo que esté en las narices tampoco. Más bien entre los montes de los dioses, esos dos muslos, en cuyo valle, se genera un ecosistema montañero;  cuyos fluidos también indican muchísima actividad sísmica. Digamos, que estos son: "les caprices de dieux" o dicho de otra manera, deberíamos de ponerle "los caprichos de ..."y cada cual su nombre, como en la Nutella, personalizado.
Cuando la gente se mete a escalar el monte de Venus, o el volcán Etna, no llevan cantimploras para guardar las aguas  que dan la vida, ni tampoco guardamos los mocos en latas como si fuera paté o caviar; para untar en las meriendas.
Yo no voy a hurgar en la puerta trasera de salida; porque algunos consideran que, plantar pinos es ayudar a que las coníferas fructifiquen.
Lo único que hacen es expandir de E.coli los grandes setos de la vida; contaminando en ente, la superficie y las posibles aguas subterráneas.
El placer no está reñido con explorar, pero, uno tiene que saber jugar sus bazas; a favor de la higiene y buscar la sal de la vida.
Con casco o sin casco, puede ser determinante, para que no te caiga un gran pedrusco en la cabeza, si juegas a mineralizarte en esas grandes cumbres montañosas.
Buscar la sal de la vida es siempre un aliciente, pero tenemos que aprender, que muchos alimentos ya traen su propia dosis de sal. En la vida no hace falta echar más; porque quizás estemos contribuyendo a procesos de oxidación y la oxidación son procesos de envejecimiento, fatiga, cansancio.
Todo en su dosis.
Si alguno abre una fábrica de paté mucoso, tengame en cuenta para el anuncio.
Por cierto, yo reciclaría los envases de plástico de las botellas de agua, para los montañeros que cuando van a los 8 miles; como el Everest, el K2, etc. Nos  comercialicen el aire puro de allí,  que es lo que nos falta, que nos vendan aire de marca, para oxigenarnos y rejuvenecer para seguir escalando en la vida las mesetas de tu propia casa.

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