Un año después de nacer Lorena, recibí una llamada de teléfono de una amiga de la infancia; Hortensia Outeriño Lamás. Desde Galicia, se interesaba por saber cómo me iba la vida y me preguntó qué tal me arreglaba con mi niña.
Eran unos días antes de Semana Santa y de buenas maneras, quiso saber, si podría venir a pasar unos días con nosotros y así ayudarme con la niña. Yo que en aquel momento, me veía superada, pero a la vez, abierta, le dije que sí.
Ella es auxiliar de enfermera y vinieron a pasar unos días con nosotros, tras los cuales esa amistad, que duró hasta que ella se casó y marcho a Galicia, volvió a empezar a retomarse. Nos invitó a pasar las vacaciones de verano en un pisito en Allariz, una zona preciosa de Galicia.
De esa manera, ha sido durante los últimos años, cuando ha podido ella ha venido a casa y nosotros hemos pasado las vacaciones dignamente en una casa que nos han brindado con sumo gusto. Cuantas familias tienen casas cerradas en pueblecitos, dobles casas que no ven; la luz, ni el aire y que podrían ayudar a familias que como nosotros, ya no se pueden costear la semana en un hotel; porque los gastos, no te dan para visualizar la playa más que cuando te acerques a pasar un día.
Cuanta gente podría ayudar haciéndose un trueque de casas, un trueque de vacaciones, cuanta gente podría ayudar dejando, a cambio de precios simbólicos, esas casas que ya no son más que casas cerradas de verano.
El año pasado me ayudastes a coser unas fundas, para que no se manchara la silla de mi hija. Con esa máquina de coser de tantos años que todavía tienes. Sé que te gustan las manualidades, sé que te gustan las cosas antiguas. Este es para ti, Horten; porque me has demostrado que tú y tu familia, abristeis las puertas de vuestra casa a la amistad. Hoy te quiero dar las gracias delante de todo el mundo, por ser como eres; una de las personas más grandes en mi vida. Has dado vacaciones dignas a mis hijos.
Gracias y besos familia.
Eran unos días antes de Semana Santa y de buenas maneras, quiso saber, si podría venir a pasar unos días con nosotros y así ayudarme con la niña. Yo que en aquel momento, me veía superada, pero a la vez, abierta, le dije que sí.
Ella es auxiliar de enfermera y vinieron a pasar unos días con nosotros, tras los cuales esa amistad, que duró hasta que ella se casó y marcho a Galicia, volvió a empezar a retomarse. Nos invitó a pasar las vacaciones de verano en un pisito en Allariz, una zona preciosa de Galicia.
De esa manera, ha sido durante los últimos años, cuando ha podido ella ha venido a casa y nosotros hemos pasado las vacaciones dignamente en una casa que nos han brindado con sumo gusto. Cuantas familias tienen casas cerradas en pueblecitos, dobles casas que no ven; la luz, ni el aire y que podrían ayudar a familias que como nosotros, ya no se pueden costear la semana en un hotel; porque los gastos, no te dan para visualizar la playa más que cuando te acerques a pasar un día.
Cuanta gente podría ayudar haciéndose un trueque de casas, un trueque de vacaciones, cuanta gente podría ayudar dejando, a cambio de precios simbólicos, esas casas que ya no son más que casas cerradas de verano.
El año pasado me ayudastes a coser unas fundas, para que no se manchara la silla de mi hija. Con esa máquina de coser de tantos años que todavía tienes. Sé que te gustan las manualidades, sé que te gustan las cosas antiguas. Este es para ti, Horten; porque me has demostrado que tú y tu familia, abristeis las puertas de vuestra casa a la amistad. Hoy te quiero dar las gracias delante de todo el mundo, por ser como eres; una de las personas más grandes en mi vida. Has dado vacaciones dignas a mis hijos.
Gracias y besos familia.
Marisol Andrade.
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